jueves, 7 de febrero de 2008

Pablo Emilio Escobar Gaviria

Hoy vi la película “Pablo Escobar: Ángel o Demonio”. Esta nos ofrece una visión equilibrada sobre la vida del capo, por medio de entrevistas a sus más conocidos opositores y a algunos de los habitantes del barrio que el mismo fundo, y que lleva su mismo nombre.

Las conclusiones que rescato después de ver este documental son diversas. No cabe duda de que Pablo Escobar partió la historia del narcotráfico en dos. Antes de el, los mafiosos en Colombia eran aceptados y no vivían escondidos. Pero, su ambición lo llevo a querer entrar a la política nacional y al ser cuestionado por Rodrigo Lara Bonilla, sobre la procedencia de sus dineros, decidió asesinarlo. A partir de allí, los narcotraficantes perdieron popularidad y captaron la atención de los gringos, de ahí que deban vivir hoy en la clandestinidad. Obviamente como el negocio no iba a morir, nació un “clase social” de pequeños y medianos narcotraficantes, que manejan un bajo perfil y hoy están regados por toda nuestra sociedad. Esto lo único que evidencia es que el negocio de la cocaína no ha parado de crecer.

No se si nuestras autoridades y las autoridades americanas seguirán haciéndose los de la vista gorda, pero como dijo la hermana de Escobar el día del entierro del capo, la guerra en Colombia no acabara con la muerte de Pablo, ni tampoco morirá el negocio. Pues el negocio no muere, solo cambian las caras.

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