miércoles, 6 de febrero de 2008

Rafael Escalona

Aquí vemos al gran maestro. Es una eminencia musical pero creo que no le importa. Esta algo incomodo pues nunca le ha gustado el protocolo, odia el vestido que lleva puesto por eso, quiere que esta sección fotográfica se acabe pronto. Pero, su espíritu rebelde no le deja renunciar a su sombrero, símbolo distintivo de los hombres que llevan el vallenato en sus venas

Su mirada, mirada pérdida característica de los hombres sonadores, de los románticos, de enamorados. Sus manos, aquellas manos que crearon miles de poemas con las notas de un acordeón, hoy están llenas de arrugas y maltratadas por la edad.

Pero el alma, esa que nos regalo miles de canciones, canciones testigos de muchas historias de amor, aun esta intacta. El alma de las personas no envejece, la de Rafael Escalona aun sigue sonando con amores vallenatos, aun sigue sonando con hacer casas en el aire. Ese es su legado, enseñarnos que la frescura que llevamos dentro nunca se pierde y que la edad no nos debe enfrascar en un mundo sin sueños

1 comentario:

samuel dijo...

que buen escrito que talento isaacs